18 Jun Teoría Nasrudín de la neurosis
Se dice que el mulá estaba a cuatro patas buscando algo en uno de los pasillos del mercado. Un amigo se sumó a él en la búsqueda de lo que -como le había aclarado el mulá- era la llave de su casa. Sólo tras largo rato de esfuerzo infructuoso, se le ocurrió al amigo preguntarle a Nasrudín: «¿Estás seguro de que la perdiste aquí?» A lo que éste respondió: «No, estoy seguro de que la perdí en casa». «Entonces, ¿por qué la buscas aquí?», preguntó el amigo. «¡Es que aquí hay mucha más luz!», explicó el mulá.
La idea central que contiene este libro, pues, es la de que estamos buscando la «llave» en el lugar equivocado. ¿Cuál es la «llave» de nuestra liberación y de nuestra plenitud última? A lo largo de estas páginas lo llamaré ser, aunque podría aducirse acertadamente que incluso darle ese nombre es demasiado limitado y limitador.
Podemos decir que somos, pero que no tenemos la experiencia de ser, que no sabemos que somos. Por el contrario, cuanto más de cerca escudriñamos en lo que juzgamos nuestra experiencia, más descubrimos en su núcleo una carencia de sentido, un vacío y una insubstancialidad, una falta de mismidad o de ser. Esta falta de percepción del sentimiento de ser origina, en mi opinión, la «motivación deficitaria», el impulso oral básico que sostiene todo el árbol de la libido.
Porque la libido neurótica no es Eros, como proponía Freud. Eros es la abundancia y la deficiencia es la búsqueda de la abundancia, la motivación ordinaria. Contemplada bajo la denominación de libido, es «pasional»; y las pasiones, que abarcan todo el espectro de motivaciones neuróticas, son «derivados del instinto» sólo hablando a grosso modo. Más exactamente, son la expresión de un impulso de recuperar un sentimiento de ser que se perdió por interferencia en lo organísmico.
Podría decirse que hay una psicodinámica original del momento de génesis del carácter en la niñez y una psicodinámica de mantenimiento en el adulto, y lo que planteo es que no son idénticas. Mientras que la psicodinámica original constituye una respuesta a la cuestión crucial de si se es amado o no -o, más específicamente, una respuesta a la frustración interpersonal-, podemos decir que ya no es una frustración amorosa lo que mantiene la motivación deficitaria en el adulto, sino una experiencia de carencia basada en un vacío óntico autoperpetuado y la autointerferencia existencial correspondiente.
Un planteamiento para el análisis sistemático de todas las estructuras de carácter a la luz del oscurecimiento óntico y de la «búsqueda del Ser en el lugar equivocado» fue el que expuso Guntrip en “Schizoid Phenomena, Object Relations and the Self”, donde escribe: «La teoría psicoanalítica pareció durante mucho tiempo la exploración de un círculo que no tenía un centro claro, hasta que la psicología del ego halló el camino»
La exploración tuvo que comenzar con fenómenos periféricos: comportamiento, estados de ánimo, síntomas, conflictos, «mecanismos mentales», impulsos eróticos, agresión, miedos, culpa, estados psicóticos y psiconeuróticos, instintos e impulsos, zonas erógenas, etapas de maduración, etc.
Naturalmente, todo ello es importante y debe tener un lugar en la teoría global, pero, de hecho, es secundario con respecto a un factor absolutamente fundamental, que es el “núcleo” de la “persona como tal”.
Es el notar la ausencia de ese núcleo lo que sitúo como núcleo de toda psicopatología Ese factor tan fundamental que está en la raíz de todas las pasiones (motivación deficitaria) es una sed de ser que coexiste con una borrosa percepción de pérdida de ser.
En este punto, tan sólo añadiré a esta teoría la idea de que, dondequiera que el «ser» parezca estar, no está, y que el ser sólo puede hallarse de la forma más improbable: mediante la aceptación del no-ser y de un viaje a través del vacío.
Claudio Naranjo – Carácter y Neurosis
http://www.claudionaranjo.net/pdf_files/personality/caracter_y_neurosis_intro_spanish.pdf